VÍCTOR NODIER GIRALDO

Hola, mi nombre es Víctor Giraldo y soy de Cali, una hermosa ciudad de Colombia donde el arte, la música, su gastronomía, sus hermosos paisajes y su gente hacen de este lugar, una verdadera sucursal del cielo.

Desde niño, supe que mi vocación estaría ligada al arte y una vez acabé mi formación básica, decidí estudiar diseño gráfico en la Corporación Universitaria los Andes, carrera que me permitió aprender y conocer de la fotografía y lo maravilloso que es poder capturar en el tiempo los momentos más representativos y mágicos de la vida.

Sin embargo, el camino no había sido fácil y aunque siempre disfruté de la fotografía, no pasaba se ser un hobby. Las obligaciones y el día a día se habían convertido sin darme cuenta en un círculo vicioso del que parecía no tener salida. Afortunadamente, el destino pronto me mostraría que mi vocación no era equívoca y que debía seguir lo que me más me apasionaba.

Fue así como una tarde de domingo, gracias a un emprendimiento que estaba iniciando un amigo, decidí asesorar la construcción de su imagen corporativa y sin ánimo de lucro, le ofrecí realizar un estudio fotográfico a todos sus productos con la firme intención de generar imágenes impactantes que le permitieran llamar la atención de sus clientes y sobresalir de la competencia.

De esa manera, con una cámara prestada y una lámpara casera, inicié mi labor y pese a la limitante de los recursos, desarrollé un trabajo del que mi amigo quedó tan satisfecho, que decidió regalarme mi primera cámara profesional. Un gesto que literalmente cambiaría mi vida.

A partir de ese momento, decidí incursionar en el maravilloso mundo de la fotografía a nivel profesional y paulatinamente llegaron proyectos que afianzaban poco a poco el estilo de vida que siempre soñé. Fotografía para bodas, quince años, productos y todo tipo de requerimientos que llegaban fueron generando lo que es hoy mi portafolio y construyendo la experiencia con la que hoy cuento. Experiencia que además siempre está acompañada de la misma pasión y el amor por hacer lo que considero el mejor oficio del mundo.

Desde entonces, mi cámara y yo detenemos el tiempo para capturar momentos, sentimientos, objetos y todo aquello que cabe en el lente de mi cámara y que es posible en la realidad que le acompaña.